viernes, 16 de marzo de 2012

La vida es puro teatro.

La humanidad, sin piedad y con poca humildad es simpatizante de la mezquindad.
La hipocresía y su fantasía no es precisamente una virtud, solo genera inquietud, pero la gente lo toma como algo esencial, es crucial para hacer el mal.
Ira acumulada y acrecentada al no ser descargada, rabia sin rozan coherente, permanente y carente de un presente.
No se atiende a razones, se evitan situaciones.
Si algo no responde a tus criterios se deshecha, se rechaza sin merecer, a tu parecer, un mínimo de atención, ¡menuda contradicción!
Somos piezas de tente encajadas perfectamente, sin utilizar nuestra mente seguimos la corriente, no queremos ser el diferente, solo nos importa lo que diga la gente y nadie dice lo que siente.
Si algo creo, según lo que veo, es que debes luchar sin cesar y sin descansar por lo que de verdad quieres, es lo que tienes. Porque aunque no lo creas siempre hay alguien que quiere lo que poseas por poco que sea.
El que sabes que está ahí, el que vela por ti y no te puede ver sufrir, ese con el que tantas historias viviste y gran felicidad sentiste, te apoyo cuando estuviste triste y por ello no decaíste, solo ese valdrá la pena de verdad. Pero cuidado con esa maravilla porque no es oro todo lo que brilla.
La desconfianza, en tu andanza, debe ser la clave para progresar, evolucionar y caminar sin mirar atrás, ya que un exceso de confianza puede suponer una gran caída y varias decepciones.
No confíes en nadie porque hasta tu sombra te abandona en la oscuridad, no confíes en nada ni nadie solo en ti mismo.